En Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet alerta sobre la aparicion de un nuevo capitalismo, mas rapaz y depredador que nunca.
Al tiempo que el discurso crítico -llamado en otro tiempo altermundialista- contra el horror económico se enreda y se vuelve repentinamente inaudible, se instala un nuevo capitalismo, todavía más brutal y conquistador. Es el de una nueva categoría de fondos buitre, los private equities , fondos de inversión rapaces con apetito de ogro que disponen de capitales colosales.
El gran público no conoce bien los nombres de estos titanes: The Carlyle Group, KKR, The Blackstone Group, Colony Capital, Apollo Management, Partners Cerberus, Starwood Capital, Texas Pacific Group, Wendel, Eurazeo. Y al abrigo de esta discreción se aprestan a apoderarse de la economía mundial. En cuatro años, de 2002 a 2006, el monto de los capitales reunidos por estos fondos de inversión, que recogen dinero de los bancos, de las empresas de seguros, de los fondos de pensiones y de los bienes de particulares muy ricos, pasó de 94.000 millones de euros a 358.000 millones. Su capacidad financiera es fenomenal, supera los 1.100 millardos de euros. No hay quien se les resista. El año pasado en Estados Unidos los principales private equities invirtieron alrededor de 290.000 millones de euros en compra de empresas, y más de 220.000 millones sólo en el curso del primer semestre de 2007, haciéndose así con el control de 8.000 empresas... Ya un asalariado estadounidense de cada cuatro, y un asalariado francés de cada doce, trabaja para estos mastodontes.
Las empresas que caen bajo el control de estos gigantes son sometidas a brutales procesos de lo que se llama "racionalización", que no es otra cosa que aplicar despidos masivos, intensificación del trabajo, reducción de salarios y deslocalización.
¿Hasta cuando?, se pregunta Ramonet.
La respuesta, decimos nosotros, es sencilla: hasta que los trabajadores del mundo se decidan a usar la fuerza que poseen (cuyo poder es incomparable)y vayamos a una huelga internacional por la jornada de cuatro horas, tal como lo planteamos en Manifiesto del siglo XXI.
¿Cuando y cómo ocurrira esto?. Para ello hay que hacer lo siguiente:
1) Constituir en todas partes Comites de lucha por la jornada de cuatro horas.
2) Llevar a las centrales sindicales ponencias por la jornada de cuatro horas, para que estas, a su vez, las eleven a los congresos sindicales internacionales.
3) Que cada comite haga propaganda sobre esta nueva bandera de lucha del proletariado internacional, y que organice, a su vez, el mayor numero de nuevos comites posible.
4) Fijar, en un congreso internacional, la fecha de una huelga mundial (pacifica y democratica, por supuesto), por la jornada de cuatro horas.
5) A partir del dia fijado, no iremos a trabajar, hasta que los dueños del mundo (lease: el grupo de los ocho o quienes ejerzan su representación)acuerden con el Comite Internacional Por las Cuatro Horas los terminos de un arreglo para la implantacion, en forma progresiva, en el lapso de ocho meses, y a razón de media hora de reduccion de la jornada por cada mes, una jornada laboral mundial de cuatro horas.
Los trabajadores del mundo nos hemos ganado, hace ya mucho tiempo, con nuestro esfuerzo, el derecho de trabajar menos (y tambien la obligacion de trabajar menos, para permitir que todos tengan trabajo).Ha llegado la hora de poner punto final a la locura del capitalismo financiero, que nos impone, absurdamente, todo lo contrario.
jueves, 15 de noviembre de 2007
Nuevo Capitalismo
Publicado por carlintovar en 15:54
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