lunes, 14 de septiembre de 2015

Progreso sin crecimiento (Respuesta a Manuel Estrada)

Agradezco a Manuel Estrada por ser el primer economista en dar cumplida respuesta a mi teoría sobre el estancamiento mundial.
Dice Manuel que yo confundo la demanda agregada con la cantidad de gente empleada, siendo que, según él, la primera depende de una serie de factores, entre los cuales menciona "globalización de la producción, la diferencia de salarios nacionales, políticas monetarias, diferentes sistemas de precios relativos, presencia de formas precapitalistas de producción y factores políticos extraeconómicos".
No es que yo confunda demanda agregada con cantidad de gente empleada, sino que digo que ambas cosas se relacionan, nada más (y nada menos). Es verdad que, por lo menos en la teoría, hay una serie de factores que pueden incidir en la demanda agregada, y no dudo de que los citados por Manuel están en la lista. Pero lo que no puede decirse es que no exista relación alguna entre la demanda agregada y la cantidad de gente empleada, y eso es lo que indirectamente parece afirmar Manuel, ya que omite mencionar este último factor entre los que tienen incidencia en el asunto.
¿Puede decirse que, si doscientos millones de desempleados y mil millones de subempleados del mundo pasaran, el día de mañana, a engrosar la lista de los trabajadores con empleo, ello no tendría ningún efecto en la demanda agregada?. No se necesita ser economista para darse cuenta de que tal cosa tendría que significar un formidable impulso a la demanda agregada. Salvo, por supuesto, que algún otro de los factores citados por Manuel pudiera contrarrestar ese empujón. ¿Cuál podría ser, digo yo?. Supongamos que esa expansión del empleo viniera acompañada por un drástico recorte de los salarios. En tal caso, sin duda, se estaría anulando el efecto expansivo del empleo sobre la demanda agregada, debo admitirlo.
Pero el caso es que ocurriría mas bien lo contrario, porque al alcanzarse el pleno empleo se obtendría, al mismo tiempo, un cambio en la correlación de fuerzas que existe entre el trabajo y el capital, a la hora de negociar los salarios. Bien dice Marx que la existencia de una "superpoblación relativa" (que es como él llama al desempleo) es la fuerza que el capital utiliza para recortar los salarios obedeciendo a las leyes de la oferta y la demanda. De manera que, al obtenerse el pleno empleo, tendríamos mejores condiciones que nunca para que los trabajadores consigan mejores salarios, y todo ello dentro de las propias leyes del mercado.
¿Que otro factor podría, entonces, echar al agua la mejora de la demanda agregada?. Diferentes políticas monetarias, diferentes sistemas de precios o diferentes escalas de salarios nacionales son, como sus nombres lo indican, factores que tienen incidencia dentro de ciertos países en comparación con otros, pero no la tienen con alcance global. Con todas las diferencias que existen entre unos y otros países, lo que estamos diciendo es que, en promedio, la demanda globalmente considerada tendría que aumentar. No vemos qué argumento tiene Manuel para negar tal cosa.
Dice también que la pugna por los mercados lleva a los capitales a enfrentarse unos a otros. Supongo que con ello quiere decir que ese enfrentamiento impediría la reducción de la jornada, puesto que unos capitalistas, en su afán de aventajar a los otros, tienden más bien a prolongar las jornadas, lo cual es muy cierto. Pero el caso es que, como también señala Marx (primer tomo de El Capital), la reducción de la jornada solo puede y debe obtenerse por la lucha de los trabajadores cuyo objetivo es la dación de una ley que les impida (a ellos y a los capitalistas) prolongar las jornadas mas allá de cierto limite.
No queda muy clara la mención que hace Manuel de la Ley de Say, y qué relacion tendría esta con el tema en debate. Cuando hablamos de aumentar la cantidad de gente empleda, estamos hablando de una potencial demanda de bienes, no de una oferta que tuviera que crear su propia demanda.
Dice Manuel, para finalizar, que el pleno empleo de los recursos es una contradicción insalvable para el capitalismo, puesto que eso significaría la inexistencia de crisis y, en consecuencia, estancamiento.
La observación es interesante, puesto que es verdad que, una vez alcanzado el pleno empleo, no habría posibilidad de crecimiento económico, a no ser el que se deba al mero crecimiento vegetativo de la población (y es cierto, también, que la población mundial tiende a estancarse conforme mejoran los índices de desarrollo humano).
Lo que me lleva a ampliar un poco mi planteamiento. Tal como lo expongo en mi último libro, "El socialismo en cuatro horas", una vez alcanzado el pleno empleo deberíamos pasar, a escala planetaria, a un modelo de "crecimiento cero", el mismo que vienen proponiendo desde hace buen tiempo teóricos como Buela, De Benoist y otros. En dicho esquema, ya no continuaría el crecimiento (el mismo que, bien mirado, es insano en cuanto es depredador del ambiente) sino el progreso.
Se mantendría la competencia dentro de la leyes del mercado, pero sujeta a la regulación de la jornada de trabajo. La competencia continuaría motivando la innovación tecnológica, la misma que se aplicaria mediante inversión ejecutada dentro de los topes de la depreciación del capital constante, de manera que no se incrementaría el capital total. En términos Marx, estamos hablando de un esquema de reproducción simple del capital, a diferencia del esquema de reproducción ampiada.
En tal escenario, todo incremento de la productividad obtenido por las innovaciones tecnológicas se traduciría en una correspondiente y proporcional reducción de la jornada de trabajo.
De esa manera, estaremos cambiando cualitativamente el objeto de la economía: en lugar de buscar el crecimiento, se buscará el tiempo libre para los seres humanos.
Digamos, para terminar, que con esa reducción permanente y proporcional de la jornada de trabajo estaremos estabilizando la proporción entre capital constante y capital variable. lo que significa, nada más y nada menos, la estabilización de la tasa de ganancia. Esto último, que es el modesto aporte de quien escribe a la economía política, no es otra cosa que la aplicación de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, expuesta por Marx en el tomo III del El Capital, para deducir, de esa misma ley del valor, que el equilibrio de la composicón orgánica del capital tiene que significar, necesariamente, la estabilizacion de la tasa de ganancia.
Estaremos entonces en un escenario de pleno empleo, disfrute del tiempo libre y estabilización de la tasa de ganancia. ¿Como se llama ese modelo económico? ¿Es todavía capitalismo, o ya es socialismo, o no es ninguna de las dos cosas? Llámele el lector como quiera, pero la pregunta es: ¿vamos a negarnos la posibilidad de acceder a un estado de cosas tan prometedor por el solo hecho de que todavía no sabemos cómo llamarlo?


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