viernes, 28 de septiembre de 2007

Hay una guerra de clases

“Sí, hay una guerra de clases. Es una guerra iniciada por una de las clases, y ya es hora de que los demás nos movilicemos para hacer frente a los agresores”, dice Bárbara Ehrenreich en la entrevista que aparece en los enlaces de este blog.
Millones de estadounidenses trabajan a tiempo completo todos los día del año por salarios miserables. En 1998, la periodista Ehrenreich decidió unirse a ellos. Para ello, dejó su casa, alquiló las habitaciones más baratas y aceptó cualquier trabajo que le ofrecieran, presentándose como ama de casa inexperta que vuelve al mercado laboral.
Ehrenreich se traslada de Florida a Maine y de Maine a Minnesota, trabajando como camarera, empleada del hogar, auxiliar de enfermería y dependienta de grandes almacenes.
El resultado de su experiencia fue el magnífico libro “Nickel and dimed” ( “Por cuatro duros”, RBA Libros, Barcelona, 2003). La provocativa claridad de Ehrenreich y el extraño panorama que ofrece la “prosperidad” vista de abajo, pone al descubierto al Estados Unidos de los salarios bajos.
Luego, años más tarde, repitió la operación centrándose en la clase media, pero esta vez, para su sorpresa, no acabó trabajando de incógnito entre trabajadores, sino que básicamente tuvo que tratar con desempleados sumidos en la desesperación de haberse visto apeados del mundo empresarial. El resultado de esta reciente incursión es su libro más reciente, Bait and Switch. The (Futile) Pursuit of the American Dream. [Gato por liebre. La (fútil) búsqueda del sueño americano]. Actualmente dedica mucho tiempo a viajar por todo el país con el propósito de contar sus experiencias a distintos públicos que comparten sus mismas vivencias. Escribe a menudo en su blog (http://Ehrenreich.blogs.com/barbaras_blog/), está muy implicada en poner en marcha una nueva organización dedicada a articular a los desempleados de clase media, y en su tiempo libre ha sido capaz de terminar su nuevo libro.
“Sabemos mucho de construir armas. Pero hay otra capacidad humana a la que no se presta suficiente atención: la capacidad de movilizarnos de forma concertada como grupo. Pienso que esto es lo que al final inclinó el fiel de la balanza a nuestro favor. Otros primates pueden ponerse a saltar juntos para conseguir intimidar a un depredador, pero los humanos pueden hacerlo de un modo más eficiente. Somos buenos en la acción colectiva. De un modo parecido, para poder mitigar estas situaciones en las que hay víctimas internas en nuestra economía, debemos ir a la una. No es sólo la lección que debemos extraer de los últimos 200 años de historia sindical, sino que es una de las lecciones más importantes que debemos aprender de miles de años de experiencia humana”, dice Bárbara en la entrevista. No te la pierdas.

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