lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Por qué cuatro horas? (Respuesta a ‘Mil Demonios’)

Como Hans Rothgiesser (y de paso, El Morsa), muchos se preguntan por qué hemos elegido proponer la jornadas de cuatro horas, y no la de cinco, o la de tres, o cualquier otra.
La pregunta es pertinente, aunque, debo decir, no es tan importante como parece.
No es tan importante, porque lo que estamos proponiendo, más allá de si son ahora cuatro, tres o cinco horas, es un acuerdo para la reducción progresva de la jornada, en proporción con el aumento de la productividad. Si hoy se estableciera la jornada de cuatro horas, lo más probable es que, dentro de diez o quince años, cuando se mida el incremento de la productividad ocurrido desde hoy hasta entonces, se tenga que establecer la jornada de tres horas. Y luego de treinta años, la de dos horas. De manera que, aunque hoy empezáramos por trabajar seis horas, tarde o temprano trabajaremos cuatro, y más tarde dos, y más tarde (ya no nosotros, sino nuestros hijos o nietos), una. Y así sucesivamente.
Así que la discusión sobre por qué cuatro horas es, en realidad, una discusión sobre desde dónde empezamos a caminar, pero estando de acuerdo en que, de todas maneras, vamos hacia el mismo lugar.
¿Por qué empezar por las cuatro horas?
Primero, para recuperar, aunque sea en parte, el enorme retraso que se ha acumulado en noventa años, desde que se estableció la jornada de ocho horas. Desde entonces, la productividad, como decimos en el vídeo, ha aumentado alrededor de 600%, y la jornada, lejos de reducirse, se ha prolongado (esto en los últimos veinte años) hasta doce o catorce horas.

Segundo, porque establecer, por ejemplo, seis horas, como lo intentaron hacer en Europa (las 35 horas semanales de Francia equivalían más o menos a seis horas diarias), tiene el problema de que gran parte de esa reducción puede ser absorbida por la elasticidad en el rendimiento (se ha comprobado que si se reduce la jornada en una hora, por ejemplo, la gente tiende a trabajar más rápido, y termina produciendo en siete horas lo que antes producía en ocho). Debido a esta elasticidad en el rendimiento, las seis horas podrían no tener un impacto importante en la creación de nuevos puestos de trabajo, que es un objetivo fundamental de nuestra propuesta. En cambio, con cuatro horas aseguraríamos que el impacto en el desempleo sea contundente. ¡Podríamos lograr, en poco tiempo, nada menos que el pleno empleo a nivel mundial!. Tengamos en cuenta que el pleno empleo a nivel mundial (algo que hasta hoy parece un sueño inalcanzable) significa, por lo menos, el pricipio del fin de la pobreza en el mundo.
Viendo las asombrosas cifras del aumento de la productividad, podríamos proponer la jornada de dos horas, es verdad. La jornada de cuatro es una meta más prudente, por ahora. Evitaría un salto que puede ser traumático. Inclusive proponemos, (y esto lo explica el libro) que las cuatro horas se implanten, a su vez, de manera progresiva: media hora de reducción cada mes, hasta llegar, en ocho meses, a la jornada de cuatro horas. Esta forma paulatina tiene por objeto evitar, como dije, cualquier efecto traumático en el mercado.
Tercero, no olvidemos que, ya en 1932, Bertrand Russell propuso la jornada de cuatro horas. Nosotros estamos retomando, ochenta años más tarde, algo que ese sabio ya consideraba posible en su época. ¡Con cuánta mayor razón hoy!
En resumen, cuatro horas es una cifra que permite proyectarnos a un escenario de pleno empleo y, desde ese nuevo escenario, continuar reduciendo periódicamente la jornada, ya no solamente para eliminar el desempleo y la pobreza (cosa que ya se habrá conseguido), sino para liberarnos como seres humanos, para conquistar el tiempo libre, para dejar de ser esclavos del trabajo, para poner la economía a nuestro servicio, en lugar de ser esclavizados por ella.
Copntinuaremos respondiendo a otras observaciones de Mil Demonios más adelante.

1 comentario:

GASTON dijo...

Muy de acuerdo en la sustentacion de las cuatro horas,...........pero como lograr este cambio? sin necesidad de que piensen que se este loco o cosa por el estilo.
Se deveria introducir esta deicucion en las universidades del país, colegios, etc.